Cuando el comportamiento de los consumidores cambia, suele ser el resultado de un lento proceso. A medida que la sociedad se adapta a los nuevos servicios y tecnologías, nuestras preferencias y expectativas evolucionan con el paso de los años o, incluso, de las décadas, transformación que suelen liderar las generaciones más jóvenes.
Sin embargo, este cambio también se puede acelerar y, si a ello se suma un fenómeno mundial como la pandemia de la COVID-19 de 2020, las tendencias de consumo actuales o incipientes, junto a los comportamientos y las expectativas de los compradores, pueden agilizarse de forma inmediata.